Hay recetas que conquistan por su sencillez y otras por su sabor. La tarta salada de calabacín tiene ambas virtudes: una preparación rápida, con pocos elementos, que se transforma en un plato ligero, crujiente y lleno de frescura.El calabacín, protagonista indiscutible, aporta suavidad y un matiz vegetal que combina de maravilla con la cremosidad del relleno y la textura dorada del hojaldre. Es el tipo de receta que no necesita complicaciones para brillar, perfecta para improvisar una cena especial, sorprender a los tuyos en una comida familiar o simplemente disfrutar de un momento de cocina casera entre semana.Lo mejor de esta tarta es su versatilidad: se puede servir recién salida del horno, con ese aroma irresistible que llena la cocina, o fría, como una opción ligera y refrescante para el día siguiente. Además, admite variaciones infinitas: desde versiones totalmente vegetarianas hasta adaptaciones más contundentes para quienes buscan un bocado con un extra de sabor.Una receta sencilla, bonita y deliciosa, que demuestra que con ingredientes de siempre se pueden crear platos que se disfrutan con los cinco sentidos.