El primer paso será poner a hidratar la gelatina con un poco de agua fría.
Además, escogemos un molde redondo y desmontable, de unos 20 cm.
Abrimos la lata de melocotones y separamos la mitad del almíbar en un bol.
Añadimos dos buenas cucharadas de mermelada al almíbar, así como 3 de algún licor. Esta será la mezcla para mojar los bizcochos.
Empezamos a mojar ligeramente nuestros bizcochos. Echamos 3 o 4 a la vez, y cuando empiecen a humedecerse, los vamos colocando de pie alrededor de nuestro molde.
Cuando tengamos todo el borde cubierto con los bizcochos pasaremos a hacer la base. Mismo procedimiento: mojamos los bizcochos un poco y los vamos poniendo acostados en la base.
Cortamos nuestros melocotones en láminas finas. Reservamos las 3 mitades más bonitas para decorar. El resto los cortamos más pequeños.
Escurrimos el agua de la gelatina, echamos 4 cucharadas del almíbar sobre ella, además de 2 buenas cucharadas de la mermelada. (No tengas miedo, a estas alturas solo debería quedarte 1 cucharada más). Lo calentamos unos 20 segundos en el microondas.
Echamos la nata en un bol y empezamos a batir. Cuando empiece a cambiar la textura, añadimos el queso crema y la mezcla con la gelatina. Batimos.
Cuando empiece a engordar y a tener textura de nata montada, echamos nuestros melocotones cortados pequeñitos.
Cogemos nuestro molde y echamos aprox. la mitad de la crema.
Mojamos más bizcochos, al igual que hicimos en la base, y los ponemos sobre la crema (sin apretarlos).
Echamos el resto de la crema y alisamos.
Después de mojar todos los bizcochos nos debería quedar un poco de mermelada y almíbar. Le añadiremos un poco de mermelada más, mezclamos y lo echamos sobre nuestra tarta.
Para decorar cogemos las láminas de melocotón que apartamos anteriormente. La idea es ir haciendo círculo con ellos, sobreponiendo el final con el principio y de fuera hacia adentro. El círculo se hará cada vez más pequeño hasta formar una flor.
Terminamos la flor con el trocito más pequeño que tengamos y reservamos en la nevera toda la noche.